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Ahora podremos salir sin tener que
bajar tantas escaleras...
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Y no dejaremos subir a nadie.
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Está ahí. Fue el regalo de bodas del
difunto señor Waters...
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No pasa por las escaleras... Y me
piden quince dólares
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por bajarlo por la ventana...
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¿Le importa que lo deje aquí, señora
Nolan?
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No ocupa mucho espacio. Y algún día,
cuando tenga los quince dólares,
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vendré a buscarlo.
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Claro que no me importa, señora
Waters.
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¿Sabe tocar?
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No... Ninguno de los dos sabíamos
tocarlo...
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Si no es mucha molestia..., puede
limpiarlo de vez en cuando...
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y dejar abierta la puerta de la
cocina para que no coja frío
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Cuente con ello.
- Gracias.
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Y espero que pueda recuperarlo
pronto, señora Waters.
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¿ Ya tiene las cortinas?
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Sí, ahora llegan.
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¿Es..., es una...? ¿No es una...?
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Sí, aquí tuvimos un bebé hace 40
años.
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Bueno, se me ha ocurrido que si
usted no la necesita... yo podría
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utilizarla como cesta para la ropa.
Le doy un cuarto de dólar
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por ella.
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Pues claro... Los hijos de Edgar ya
son mayores.
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Disculpe mi intromisión, señora
Nolan...
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pero... no es cierto que la necesite
para la ropa, ¿verdad?
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Por favor, no diga nada... Aún no lo
sabe nadie.
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No siempre es fácil cuando se es
pobre. Pero será una bendición
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Sí, claro... Seguro que sí.
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Tiene que haber una.
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Te digo que no.
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Adiós, señora Nolan... Adiós.
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Adiós... Y muchas gracias.
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No olvides que debemos darle una
cerveza.