Francesco, giullare di Dio
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A mí siempre me toca
quedarme en casa.

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En casa, en casa.
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Y hoy tenemos a Fray Amarsebello
que por ayunar está muy débil.

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Le he preparado este potaje.
Le sentará bien.

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Huele,
¿qué te parece este aroma?

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Bien... le sentará bien.
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No sé si se lo comerá,
pero de todos modos se lo llevo.

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Hermano, he preparado estas viandas
que harían resucitar a un muerto.

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Gracias, hermano.
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Sí, ya lo sé, pero en tus
condiciones no deberías ayunar.

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Si Francisco estuviese aquí te
ordenaría comer por santa obediencia,

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Hermano, no es por mortificarme
por lo que no como...

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No es verdad, todos sabemos que
no haces más que ayunar.

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Pero yo sé lo que tú necesitas.
Un buen muslo de pollo cocido.

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O una buena trucha de río,
con un par de salchichas asadas,

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un huevo fresco
o un poco de requesón.

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¿Bueno, qué es lo que quieres?
¿Te puedo prestar algún otro servicio?

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Que gran consuelo tendría si
me trajeras una patita de cerdo.

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Déjamelo a mí,
lo tendrás inmediatamente.

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No se lo ha querido comer,
pero desea comerse una pata de cerdo.

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¿ Y cómo?
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Si con la ayuda de Dios encontrase
un cerdo que me ofreciese su patita.

:32:56
¿ Y cómo?
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Dame el cuchillo.
:32:59
¿ Y querrá Dios?

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