:48:01
- No. No se trata de eso.
- ¿De qué entonces?
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- Tu padre y yo queremos casarnos.
- Nos gustaría mucho.
:48:14
Es una buena idea.
Una idea buenísima.
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Menos mal.
Te dije que se alegraría.
:48:21
- Claro que sí.
- Yo no estaba segura.
:48:23
- Nunca me crees.
- Sí, te creo. Te creo.
:48:28
Esto es oficial y merece celebrarse.
¿Champán? ¿O helado?
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¿Pueden ser las dos cosas?
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Puedes tomar lo que quieras.
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- ¿Estás contenta?
- Sí.
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Pero desconcertada.
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No. Es que no es fácil sonreír
con este dolor de cabeza.
:48:48
- ¿Es sólo eso?
- Sí.
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¿Este matrimonio no te parece
extraño o ridículo?
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- No es nada ridículo.
- ¿Pero sí extraño?
:49:00
- Un poco.
- ¿Por qué?
:49:06
Dilo. Di lo que sea, Cecile.
Te lo ruego.
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Tendré que hacerme a la idea
de que Raymond se va a casar.
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¿No querías que se volviera a casar?
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No, es que no pensaba
que quisiera hacerlo.
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Pero si él lo quiere, yo también.
Si él está contento, yo también.
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Eso me hace muy feliz.
Confieso que tenía miedo de ti.
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¿De mí? ¿Por qué?
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Porque temía
que tú lo tuvieras de mí.
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Así era. Hasta este momento.
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- Nunca más temas nada.
- No.
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Se lo he dicho a Albertine.
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- Es Albertine, ¿verdad?
- Sí.
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Pues ya sabe la noticia,
y está más contenta que nosotros.
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Creo que ya no volveremos
a ver a sus hermanas.
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¿Lo ves? Haces feliz
a todo el mundo.
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- ¿Verdad, Cecile?
- Sí.