:16:02
Bueno...
:16:03
...así era él.
:16:06
En aquel entonces a los jefes
no les importaba si se divertía o no.
:16:11
Para ellos,
era una caja registradora.
:16:14
Cuando sonaba el timbre,
sacaban el dinero.
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Sobre todo Remo,
un jugador vicioso que siempre perdía.
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¡Qué suerte!
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Es decir, cuando no le apostaba Ace.
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Esas son mis cartas.
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Con Ace ganaban más plata en
un fin de semana, que conmigo en un mes.
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Ace le decía a Remo
todo lo que averiguaba.
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Boxeadores vendidos,
caballos drogados, árbitros tramposos...
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...partidos arreglados.
:16:50
Se lo contaba todo.
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Y francamente, no lo culpo.
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El mejor seguro del mundo era tener
a Remo ganando plata y feliz.
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¿Cómo supiste que Oklahoma
le ganaría a Michigan?
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Nadie lo predijo.
¿Cómo hiciste?
:17:11
Por eso me pagan tan bien.
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Nunca me dice nada.
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¿Y para la semana que viene?
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Es muy temprano.
Lo sabré el jueves. ¿Está bien?
:17:25
-¿Irás por casa?
-Bueno.
:17:26
-¿A las 7?
-A las 7.
:17:29
Te felicito, hijo. Sigue así.
¿Bueno, Ace?
:17:34
Ven acá.
:17:35
Vuelvo al momento.
:17:40
¿Ves a ése? Vigílalo bien.
:17:43
Nos está trayendo plata.
:17:45
Y seguirá trayéndola,
así que vigílalo.
:17:49
No es como tus jodidos amigos,
esos brutos.
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Cuento contigo.
:17:56
¿Me llevo esto?
:17:57
Como si fuera poco,
ahora tenía que cuidar al judío de oro.